El domingo 27 de abril será el primer encuentro de la temporada, lo que significa que la pre-temporada termino, fue una periodo largo, lleno de dificultades, solo pudimos un jugar un encuentro de preparación, el cual perdimos 35-0, y apenas el pasado lunes pude hacer la selección final de los jugadores que estarán en el equipo negro (mi equipo), pero será este viernes que le diré a cada uno de los 35 jugadores porque están y porque no están en el equipo de la primera división (el equipo negro). Es la primera vez que paso por una experiencia como esta. En las temporadas pasadas, desde el primer dia el equipo ya estaba seleccionado.
La experiencia de ver por primera vez a un jugador, evaluarlo, entrenarlo, evaluarlo de nuevo y seleccionarlo o no según sus habilidades y luego hablar con el para decirle si ha sido escogido en el equipo de primera división o no, es algo que nunca había hecho, nunca había participado en el proceso completo. Aunque un seleccionador y un entrenador son dos cosas distintas, el primero solo reconoce el talento, el potencial y el segundo lo forma, lo pule. Es como encontrar una piedra bruta de diamante y poco a poco irla puliendo hasta que se convierte en una piedra preciosa. Aunque un entrenador debe tener un poco de seleccionador.
Decidí hablar con cada uno de ellos, y lo haré porque un jugador merece respeto sin importar su nivel, y todos ellos, en distinta medida, han hecho un esfuerzo durante ocho semanas, y deben recibir una explicación que evite cualquier sentimiento de frustración, fracaso o desmotivación. Por su puesto que esta conversación estará enfocada en un tono positivo, es decir le diré a cada uno, primero, las habilidades positivas que tiene y por ultimo, una o dos cosas que debe mejorar al corto plazo, con el único objetivo de motivar al jugador a que mejore sus condiciones físicas o su patada, por ejemplo, y en consecuencia su desempeño sobre la cancha.
Un mal ejemplo, que no se debe petir, es como paso en mi época de jugador cuando los jugadores eran escogidos y no se sabia porque uno no era seleccionado, se leían los nombres de los que jugarían y ya. Y debo confesar que en aquel entonces sentía frustración, rabia e irrespeto a mi esfuerzo, que fue constante, dedicado y siempre apuntando a ser cada vez mejor, y muy pocas, pero muy pocas veces recibí un feed-back de mi entrenador, afortunadamente nunca me desmotive y seguí adelante.
En esta oportunidad me propuse a no repetir los malos ejemplos o los errores de los demas sino mejorarlos, y creo que ese es el secreto de la diferencia entre ser bueno o malo, asi que, definitivamente, hable con ellos.
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