Thursday, June 10, 2010

De regreso a casa

Después del acto de premiación en el parque de Disney, sentí que todo estaba hecho, la misión había sido cumplida y era tiempo de regresar a casa. El día siguiente, el jueves, cambiamos de hotel, solo por dos noches antes del vuelo de regreso.

La cancelación de vuelos empezó a hacerse inminente en Paris (incluido el mío hacia Madrid en la mañana del 16 de abril) aunque el nuestro del Sábado 17 todavía seguía sin cambios, así que un grupo se fue el viernes, a Londres e Italia, por tren, otros mas ávidos continuaron sus vacaciones por Europa en taxy. Al final de los 42 que viajamos desde Brisbane, nos quedamos 28 y decidimos irnos de compras, “las ultimas”, antes de volar a casa. Sin imaginarnos lo que vendría después.

Nos enteramos en la noche, por Internet, que el vuelo había sido cancelado. Inmediatamente le pedimos al hotel que nos permitieran quedarnos mas tiempo, una noche fue confirmada inmediatamente y la segunda quedo en veremos, porque las vacaciones habían comenzado y tenían muchas reservaciones. Luego hicimos una reunión y le informamos a los jugadores. Todos sentimos el desconcierto y la incertidumbre de no saber cuando saldríamos de Paris.

Inmediatamente escribimos un correo a todos los que nos esperaban en casa, llamamos a la Embajada de Australia y también a la compañía de seguros (nunca viaje sin un seguro de viaje) Luego de saber que la embajada no podía hacer mucho (porque era fin de semana) y que la compañía de seguros cubriría el hospedaje del grupo nos concentramos a buscar un hotel, para quedarnos de domingo de a lunes. La noche del sábado ya estaba arreglada con el hotel donde nos estábamos quedando pero no teníamos asegurada una segunda noche, así que era mejor prevenir. La idea de dormir en el aeropuerto nos angustiaba a todos.

El sábado, temprano, en la mañana un miembro del grupo se fue al aeropuerto a hacer el check in del grupo, y a verificar con la aerolínea cuales eran nuestras opciones para el vuelo de regreso; los demás, mientras tanto, esperábamos en el lobby del hotel. En stand by, esperábamos la llamada que nos indicaría que debíamos irnos lo mas rápido posible al aeropuerto, pero eso llamada nunca llego. Tampoco se sabía cuando volaríamos.

El no saber nada, y el solo leer y oír noticias poco positivas creo que detono la angustia y el miedo de todos, especialmente de los jugadores. La tarde del sábado fue la mas larga de todas, cada quien subió sus maletas, nuevamente, a las habitaciones llenos de desesperanza, cansancio e incertidumbre. A medida que pasaban las horas se sentía la tensión entre los mas jóvenes, empezaron las quejas del hotel. En la noche hubo un malentendido y se origino una pelea, lo cual indicaba que debíamos actuar rápidamente.

Aclarada la situación y hecha las paces entre los peleadores, todo volvió a la calma, pero el mal estaba hecho y el domingo a las 11 am debíamos irnos. Nos botaron del hotel.

Los más adultos nos concentramos toda noche a buscar un hotel, yo sugerí que nos fuéramos por carretera hasta Barcelona y de allí voláramos de vuelta, los aeropuertos de Madrid y Barcelona eran los únicos abiertos en ese momento. Pero había que alquilar el autobús, reservar los boletos aéreos y, por si acaso, reservar una noche extra en un hotel en Barcelona; era demasiado que resolver durante una noche, y el “riesgo” de mover todo el equipo era muy alto. Asi que nos enfocamos en buscar un hotel en Paris “mientras” conseguíamos una salida favorable para todos.

En la noche mientras buscábamos el hotel decidimos que el grupo debía permanecer unido, que incluso aquellos jugadores que estaban acompañaos por sus padres debían permanecer con el resto, que nadie intentaría moverse solo. Eso resquebrajaría la moral del grupo y crearía caos. Todos aceptamos y continuamos la búsqueda para 28 personas. El resort de Disney fue el escogido, era ideal porque los chicos se distraerían y se aliviaría la tensión.

En la mana del domingo un grupo de adultos iría al hotel a hacer la reserva, fue imposible hacerla por Internet y la oficina del hotel solo trabajaba de lunes a viernes, teníamos que hacerlo personalmente. A las 10 de la mañana mientras esperaban el taxy, como caída del cielo, gracias a dios, llamo el operador de la aerolínea diciendo que un autobús de Singapore Airlines nos recogería y nos llevaría a un hotel en el centro de Paris donde nos hospedarían hasta el martes. Todas las comidas estaban incluidas. La alegría que sentimos se puede comparar con el momento que ganamos la copa.

Llegamos al hotel en Paris, Le Meridien, se llama, aparentemente es famoso por sus toques de jazz, y aunque esta certificado como de cuatro estrellas su nivel es superior y el costo, ni hablar del precio, 500 euros por noche. Estar aquí fue como un premio a nuestro logro, a nuestro esfuerzo, bien merecido.

Durante esos dos días solíamos caminar por la ciudad. El lunes en la noche nos dijeron que nos quedaríamos hasta el viernes, así que el martes decidimos irnos caminando hasta una boutique de rugby en Montmatre, cerca de Pigalle (el distrito rojo de Paris), cuando regresamos a almorzar en el hotel, nos dijeron que nos iríamos el miércoles en autobús hasta Barcelona y desde allí volaríamos de vuelta a casa. La alegría fue muy grande, estaba confirmado, esa noche seria la ultima en Paris.

Nos fuimos todos al arco del triunfo, subimos y vimos la Torre Eiffel en todo su esplendor nocturno, iluminada, chispeante, llena de vida. Fue fantástico.

Me levante a las 7 de la mañana del miércoles, baje las maletas y espere por todos, desayunamos y a las 8 el autobús esperaba por nosotros a las puertas del hotel, en treinta minutos estábamos listos para partir. Fue un viaje largo, agotador, mas de cincuenta horas entre rodada, vuelos paradas y espera en los aeropuertos, pero fue grandioso llegar a casa y celebrar con todos los seres queridos que esperaban por nosotros (incluso un canal de tv que no estaba en los planes) y ser recibidos como campeones.

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