El pasado Sábado los Reds, (el equipo profesional de rugby unión del estado de Queensland, que participa en el torneo de Super XIV -torneo profesional de mas importante del Pacifico que reúne a equipos de Sur África, Nueva Zelanda y Australia), jugaron su ultimo encuentro de la temporada ante el equipo kiwi los Highlanders. Y Barbarians Down Ander era parte del programa.
Estábamos allí, en el Suncorp Stadium, sentados a un lado, detrás de los palos, una buena vista. A diez minutos para el descanso, bajamos por las gradas, uno detrás de otro, cargando el trofeo que ganamos en Paris. Los que nos veían bajar preguntaban quienes son ustedes, que esta pasando aquí. Uno de los chicos se detuvo y rápidamente respondió y dio a conocer nuestro logro, también el plan de lo que ocurriría mas tarde, aplausos y vítores no se hicieron esperar de parte de ese pequeño grupo que escucho con atención lo dicho por Jarrad. Algunas bromas acompañaron las felicitaciones.
Abajo, en el campo caminamos por la parte interna del estadio hasta llegar al punto de partida de nuestra caminata triunfal ante más de veinte mil personas. Nunca pensé que esto pasaría, así que mentalmente no estaba preparado y estaba nervioso.
Sonó el pitazo del arbitro que indicaba el medio tiempo, y en dos filas salimos, el trofeo iba al frente cargado por el capitán del equipo, yo iba atrás, de ultimo después de los jugadores, el otro coach, los managers y el personal medico, no falto nadie. Caminamos por la raya lateral, nada se decía por los parlantes y sentía que la mirada de muchos nos seguían preguntándose quienes son estos. Sentí pena.
Llegamos a la mitad de cancha, nos paramos de frente a la tribuna principal, uno al lado otro, como si fuésemos a escuchar el himno de Australia. Luego de un minuto o dos, (que parecieron eternos, en medio de aquella incertidumbre porque nada se decía y tampoco sabíamos que debíamos o podíamos hacer estando allí. Una pregunta, obligada, paso por mi mente una y otra vez: Que hacemos aquí? Y sentí la angustiosa necesidad de que alguien rompiera ese silencio y dijera algo por los parlantes); aparecimos, finalmente, en ambas pantallas del estadio, y seguido un locutor descubría al publico nuestro identidad.
Dijo quienes éramos, y menciono mi nombre, solo el mío, como coach e inventor de este programa, además que veníamos de distintos clubes del norte de Brisbane y que habíamos ido a Paris y ganado el campeonato de Disney. El aplauso no se hizo esperar y me sentí muy orgullo, satisfecho, reconocido y muy feliz. No porque me nombrase, de hecho yo no le escuche otros que estaban allí me lo dijeron, sino por lo que este logro representa y porque, además, siempre es bueno ser reconocido y motivado para seguir adelante.. Para todos los que estábamos allí, que nunca pensamos que esto ocurriría era un gran aplauso, el mas grande reconocimiento al mas grande premio que he y que muchos de ellos han ganado. Era un minuto de fama (así estaba planeado) que se convirtió en seis.
Llego el momento de salir de la cancha, se termino nuestro tiempo, así que cuando nos fue indicado comenzamos a caminar nuevamente, con el trofeo en alto. Los aplausos continuaron y los bien hecho (well done, en ingles) se escuchana por aquí por allá hasta que desaparecimos en la esquina que marcaba el final de nuestros seis minutos de fama.
Regresamos a nuestros asientos detrás de los palos para ver ganar a los Reds 38-36 y cerrar una campana en alto, en el quinto puesto, la mejor posición conseguida en los últimos anos. Fue una gran noche.
Pronto publicare el video.
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