Saturday, November 24, 2007

Amigos de Rugby


Volver al Estadio Olímpico el pasado Sábado 17 de Noviembre fue recordar viejos momentos de rugby, encontrarme con amigos que tenía mucho tiempo que no veía,vestir y sentir nuevamente el tricolor ucevista y jugar rugby con los panas que empezamos juntos en Sierra Maestra.

Desafortunadamente no estuvieron todos, faltaron los entrenadores y autores intelectuales y materiales de este proyecto Luis Catro y Valois González, además el negro Carlos, Italo, Juan Carlos, Irving, Juan Isea, el negro Giusseppe, el brujo y mucho otros con los que compartí Sierra Maestra, la lucha por entrenar en el estadio, conseguir y limpiar el local donde hoy funciona el club, organizar el campeonato universitario, participar por primera vez en el Campeonato Nacional y Santa Teresa, organizar el campeonato interno y formar parte de todo aquello que ocurrió en nuestro club durante los primeros años.


Celebrar los 15 años del club fue ver a un nuevo estadio y recordar y extrañar al viejo y frio Olímpico, aquel que era sucio, descuidado, con sus gradas grises, su grama pintada de verde, para simular el color de la grama quemada, y la pista quemada, con las rayas borradas por la desidia y el olvido. El mismo estadio que le abrió las puertas a Foreman, el señor que vendía los jugos y pastelitos y al Club de Rugby que creamos y que nos vio nacer como rugbistas y fue testigo de nuestra evolución como ucevistas y de nuestros respectivos grados como médicos, arquitectos, economistas, ingenieros, comunicadores,y nos dió la oportunidad de aprender a ser amigos para toda la vida.

Ver el Olímpico era ver a otro estadio, completamente rejuvenecido, lleno de color verde y rojo en sus tribunas, y el verde propio de la grama me hizo sentir ajeno, desconocido. ¿Dónde estaban las viejas tribunas por las que corriamos, y los huecos de la cancha, que saltabamos para evitar lesiones? Sorprendido cruce el hermoso estadio subi entre las filas de asientos, que antes no existían, y llegue al club, el mismo club que deje en 1996, con sus fotos desteñidas, casi sin color acusando la historia de las fotos, del club; con más trofeos, más jugadores, muchos desconocidos y lleno de tantas emociones como yo.


Reecontrarme y jugar en el mismo equipo con los panas de entonces fue una idea que en los primeros días, hace 15 años, pensamos, mencionamos, reímos y soñamos, y estar alli fue una experiencia increíble, alucinante, inolvidable vestir el uniforme tricolor y gritar por una vez más UUUCV. Tenía muchos años que no lo hacía y esta vez fue íncreible ser parte del equipo de los viejos y jugar contra los nuevos. Los 20 minutos de cada tiempo pasaron muy rápido fueron casi imperceptibles de no ser por el excesivo cansancio, producto de los años que no pasan en vano, el calor del mediodía y la velocidad que los nuevos trataban de ponerle al juego.

Salimos a jugar con nuestro peso, aunque teníamos algo de velocidad pero no mucha resistencia para aguantar el ritmo, afortunadamente los cambios eran libres y eso nos permitió salir y entrar a la cancha descansados, hidratados y con ganas de seguir coriendo y jugando basados en nuestra experiencia, y la emoción de estar allí.
El marcador final 15-12 nos favoreció, pero lo más importante fue haber vivido por unos instantes todo lo que construímos en 15 años...buen rugby y una gran amistad.

Quizás en poco tiempo olvidemos el resultado del juego pero el haber estado alli, en la UCV con aquellos que alguna vez en el pasado fuimos estudiantes, jugadores de rugby y hoy somos esposos, profesionales, padres de familia y porque no, todavía amantes del rugby, fue y es algo que sueño se repita; vernos de nuevo a los amigos de Rugby, y contar nuevas y viejas historia y jugar contra los nuevos, en el hermoso Etadio Olímpico, y gritar una vez más UUUCV en los 20 años de nuestro club.

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